Nació en Rusia, viajó al sur de Europa, se extendió por
EEUU y ahora ya está por todas partes. El do it yourself ha irrumpido
con fuerza en el mundo de los estupefacientes bajo la denominación de
Krokodil (cocodrilo).
Fuente original: elconfidencial.com
Nació en Rusia, viajó al sur de Europa, se extendió por EEUU y ahora ya está por todas partes. El
do it yourself ha irrumpido con fuerza en el mundo de los estupefacientes bajo la denominación de
Krokodil (cocodrilo). Junto a esta
droga casera low cost se encuentran otras variantes como las
baths sales (sales de baño) y la
sisha o
‘matapobres’, que en los últimos meses han sembrado los suburbios de
las grandes capitales. Las consecuencias están siendo devastadoras para
la población consumidora.
Los dramáticos efectos físicos de estas drogas han encendido las
alarmas entre la comunidad médica. Quienes han tratado a alguno de estos
pacientes se han encontrado con
necrosis, gangrenas que
dejan los huesos al descubierto, partes del cuerpo mutiladas (sobre
todo dedos de pies y manos), cambios en el color de la piel,
inflamaciones graves, caída de cabello y uñas…
Las nuevas drogas sintéticas emulan desde las anfetaminas y el éxtasis hasta la heroína. Para su confección
se utilizan sustancias como la gasolina, la codeína, las sales de baño, los aceites y lubricantes para automóviles, la pintura o los geles líquidos.
Una terrible alternativa low cost en tiempos de crisis
La principal razón de su rápida irrupción en el mercado de los estupefacientes no es otra que el precio, pues cada dosis
cuesta entre tres y cinco veces menos que una convencional. Una terrible alternativa
low cost en
tiempos de crisis que explica su expansión en las zonas más pobres de
EEUU, Rusia y, sobre todo, Grecia. En el Estado de Arizona, donde se han
multiplicado los casos de personas a las que, literalmente, se les
pudre la piel por efecto de la gangrena que originan estas drogas, los
responsables del Arizona Poison and Drug Information Center denunciaron a
la prensa local que se está dando un fenómeno con visos de “convertirse
en epidemia” si no se le pone freno de inmediato.
Para el doctor Frank LoVecchio, especialista en Medicina Interna y toxicología en el hospital de Phoenix (Arizona), el mayor riesgo que existe ahora es que los casos identificados en Arizona sean sólo el comienzo de “un problema que se extienda por Estados Unidos.
Hasta donde yo puedo saber estos son los primeros casos registrados en
el país, así que estamos muy asustados”. Si bien es cierto que las
autoridades sanitarias rusas o griegas ya han alertado sobre el repunte
en el consumo de estos destructivos estupefacientes. “Si se ve humo es
que hay fuego, y me temo que se darán más casos”, advirtió LoVecchio en
la prensa local.
La sustancia que sí está mucho más extendida por EEUU es la denominada
baths sales. Según la American Association of Poison Control Centers,
se pasó de los 304 ingresos hospitalarios en 2010 provocados por dichas sales a más de 6.000 en 2011.
Sin embargo, ha llamado menos la atención entre la comunidad médica
porque sus efectos físicos no son tan llamativos. No tanto los
psíquicos, como dio cuenta el
grotesco episodio protagonizado por Rudy Eugene.
Así se llamaba el criminal de 31 años que, bajo los efectos de esta
droga, tuvo que ser abatido por un policía porque estaba devorando a un
vagabundo, como informó en su día
El Confidencial.
Rusia confiscó en un año 65 millones de dosis
krokodil(por hacer el símil entre la piel de
cocodrilo y la de sus consumidores). Los casos registrados en los
hospitales se cuentan por miles, como se dio cuenta en un
reportaje de investigación publicado en la revista Time, siendo los daños cerebrales y los trastornos del habla, además de las secuelas físicas, los síntomas más habituales.
Quizá uno de los países en los que se han producido más casos de
estas letales intoxicaciones sea Rusia. Sólo en 2011, el Servicio
Federal de Control de Drogas de Rusia confiscó 65 millones de dosis de
la denominada
La cifra de fallecidos no es menos aterradora. Seis meses de consumo, por ejemplo, de la denominada sisha, equivalen a 20 años de consumo de heroína.
Sin embargo, se cree que la mayoría de heroinómanos ya la están
consumiendo. La esperanza de vida es mínima, reduciéndose a los dos años
o, como mucho, tres años. Los que sólo la consumieron puntualmente
pueden escapar a la muerte, aunque sus rostros quedan igualmente
desfigurados de por vida.
“El 'krokodil' aún no ha llegado aquí, pero sí el fenómeno Don Simón”
En España no parece que hasta el momento se haya detectado la
presencia de este tipo de drogas sintéticas, ni en hospitales ni en
centros de desintoxicación. Sin embargo, como explica un trabajador de
Proyecto Hombre en Madrid, que prefiere no dar su nombre por respeto a
sus pacientes, “lo que sí se está produciendo aquí es lo que nosotros
llamamos el fenómeno Don Simón. Muchas
personas que eran adictas a la cocaína ahora lo son al vino barato de cartón porque
no tienen dinero para más. La mayoría trabajaban en la construcción y
ahora están desempleados, por lo que no pueden consumir y cambian una
adicción por otra más barata”.
En las calles de la capital griega también se ha popularizado la
sisha, a la que denominan ‘matapobres’, cuyas
dosis de un gramo cuestan alrededor de dos euros.
Cuando es ingerida, la persona entra en un estado de excitación y
violencia en el que al parecer es complicado atenerse al mínimo
razonamiento. Una experiencia que se ve en muchas ocasiones (al igual
que sus efectos adversos) potenciadas por mezclar la droga sintética con
champú, ácido del motor o ácido de las baterías.
Como explicaba recientemente
Poulopoulos Charalampos, trabajador en un centro de desintoxicación de Atenas, al diario británico
The Guardian, "la crisis ha dado a los traficantes la posibilidad de promover un nuevo fármaco barato, la cocaína de los pobres.
La sisha se inhala o se inyecta y puede hacerse en laboratorios caseros. Es muy peligrosa, ya que para producirla no hace falta ningún conocimiento especial", añade Charalampos.