Asociaciones de La Coruña advierten del incipiente consumo de geles desinfectantes por parte de menores en el botellón. Expertos sanitarios explican a ABC las consecuencias de una moda «muy peligrosa».
Fuente: abc.es
Autor: Pilar Fustes
Es la ley del «todo vale». Jóvenes que buscan acelerar los efectos del alcohol de forma incontrolada sin pensar en las consecuencias. La asociación Arco Iris ha hecho sonar la alarma en La Coruña. Asegura que, en las últimas semanas, se han detectado grupos de menores, entre 12 y 16 años, consumiendo productos desinfectantes en el botellón. No es algo casual. La entidad culpa a las bandas latinas que ya empiezan a verse por la ciudad de importar esta peligrosa moda que, al parecer, han adoptado los jóvenes coruñeses. La idea resulta, cuando menos, descerebrada. Dado que los menores de 16 años tienen prohibida la compra de alcohol en establecimientos recurren a sucedáneos de fácil acceso para emborracharse de la manera más rápida y económica posible, añadiéndolos a sus bebidas.
¿Locura? Es posible. El jefe del servicio de pediatría del Hospital materno-infantil Teresa Herrera, Gerardo Rodríguez Valcárcel, explica que se trata de productos químicos fabricados para desinfectar las manos que vivieron su máximo apogeo durante la alerta de contagio de la Gripe A. Afirma Valcárcel que existe gran variedad de productos de este tipo pero que todos tienen algo en común, una concentración de alcohol como mínimo de un 60 por ciento y, como máximo de un 90, ya sea en solución alcohólica, mezclados con agua o como geles. Aunque los centros hospitalarios coruñeses no tienen constancia del consumo de los desinfectantes, el responsable de pediatría del Teresa Herrera avisa de que estas composiciones son de «libre dispensación» en cualquier farmacia y que, en cualquier caso, probablemente los jóvenes los consigan con facilidad en los centros educativos, donde fueron colocados en su día para lavarse con asiduidad las manos y eliminar gérmenes y bacterias.
Sin embargo, Arco Iris avanza que los geles ya están a la venta incluso en los mercadillos de la ciudad. A este respecto, Vicente Domínguez, jefe del servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital de La Coruña, apunta que hace un par de años «hubo una adquisición masiva» de estos productos, que tienen fecha de caducidad, por lo que podría ser que su stock lleve a la venta a bajos precios. Nunca —aseguran ambos expertos—, por parte del Sergas, donde se lleva un control exhaustivo de todos los fármacos.
Hasta la muerte
Tanto el doctor Valcárcel como el doctor Domínguez coinciden en que los efectos del consumo de estos geles, no indicados para su ingestión oral, son relativos. En pequeñas dosis no parece que puedan resultar agresivos y, ni siquiera, producir un mayor efecto de ebriedad que una copa de vino. Sin embargo, en cantidades severas pueden inducir a los jóvenes al coma e incluso a la muerte. No solo eso. En contacto con los ojos produce efectos agudos como dolor, irritación y visión borrosa; si lo respiras muy profundamente y durante un tiempo, irritación traqueobronquial, vértigos e irritación de nariz y garganta. En cantidades mayores, náuseas, vómitos y somnolencia.
Pero, ¿cuál es el verdadero problema? Para el doctor Valcárcel, «el peligro no es tanto lo que tomen los menores sino que estas prácticas peligrosas se deban a su necesidad de olvidarse de sus miedos y complejos para vivir en un mundo irreal y relacionarse de forma desinhibida». El doctor Domínguez tampoco entiende el motivo que puede llevar a los jóvenes al consumo de productos sanitarios para aumentar los efectos del alcohol y atribuye este hecho «a la genialidad de cuatro desnortados nocturnos», con la confianza de que esta «barbarie» no vaya más allá.
Por su parte, Arco Iris pide al Ayuntamiento de La Coruña que controle el acceso de menores al botellón en los jardines de la ciudad y que «implemente cuanto antes medidas efectivas como la presencia física de agentes de la autoridad. Además, la asociación comenzará una campaña para que el Ejecutivo local cumpla su promesa electoral de erradicar el botellón en la urbe o que, al menos, impida el consumo de productos «nocivos para la salud».
A la desesperada
El consumo de productos químicos por parte de adolescentes con ansias de experimentación y de alcanzar estados acelerados de alta intoxicación es una moda que va más allá de nuestras fronteras. El pasado abril, seis estudiantes de Los Ángeles ingresaron en urgencias tras ingerir un jabón antibacteriano. En este caso, los jóvenes utilizaron guías de Internet para destilar el alcohol de los geles mediante sal y producir un fuerte licor.
Según la Asociación Americana de Centros de Control de Envenenamiento, en 2011 se registraron un total de 622 casos de adolescentes intoxicados por alcohol en gel. Pero no es esta práctica la única. La desesperación de los jóvenes por «colocarse» no tiene límites. En Alemania, la sed de embriagarse ha puesto de moda el remojo de tampones vaginales que, a posterior, tanto hombre como mujeres, se insertan en el cuerpo para lograr una rápida alcoholización sin desprender olor etílico. Sus vecinos ingleses, no se quedan atrás en esta carrera sin sentido y optan por beber vodka por los ojos en lo que se ya se conoce como el «vodka eyeballing». Sales de baño, canela... todo vale para una dudosa «diversión» que puede resultar muy cara.
1 comentario:
Es peligroso ver como productos sencillos y al alcance de cualquiera sea una droga
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