El alcohol se considera la droga más consumida en todos los tramos de edad, en ambos sexos y en casi todos los grupos sociales, siendo la primera en los españoles mayores de 14 años (con un 49% que reconoce su consumo el último mes y un 15% de consumo diario). Además, en los últimos años ha aumentado su consumo y han cambiado sus tradicionales formas del mismo, es decir, de ser el vino lo que más se bebía en fiestas y comidas familiares, actualmente son la cerveza, los combinados y los licores de alta graduación en establecimientos (bares, discotecas, etc.) y lugares públicos (plazas, parques, el llamado "botellón"), sobre todo los fines de semana, y con una disminución de la edad de inicio de consumo hasta incluso los 11 años (un 3,5% ya han probado las bebidas alcohólicas), y un incremento del consumo en mujeres.
Todo esto produce un elevado coste económico para la sociedad, cifrándose en más 1.800 millones de euros por la baja productividad derivada del alcohol, estando presente en más del 40% de los accidentes de tráfico (conjuntamente con otras drogas). Hay estudios en España que detectan que en más del 46% de las muertes por homicidio hay una relación con el consumo de alcohol, así como en un 25% de las muertes por suicidio y en un 40% de las muertes por accidentes de tráfico.La clínica de la intoxicación etílica depende de una forma aproximada en cómo las concentraciones de alcohol alcanzan la sangre y traduciendo los niveles de etanol en el cerebro, dependiendo los niveles sanguíneos de la rapidez con que se haya consumido y del tiempo transcurrido desde el consumo, así como del tipo de bebida y de la tolerancia del individuo.
El alcohol afecta a las neuronas, produciendo a dosis bajas estimulación del comportamiento pero, a medida que aumenta la dosis, origina depresión del sistema nervioso central, pudiendo llevar al coma, a la depresión respiratoria, y si no se toman las medidas adecuadas, a la muerte. Cuanta más graduación tiene la bebida, mayor va a ser su concentración en sangre y más graves van a ser sus efectos con menos dosis.
Siempre hay que tener en cuenta que el alcohol puede estar mezclado el consumo de otras drogas, incrementándose los riesgos derivados de su consumo.
En caso de intoxicación
Los pacientes que sufren una intoxicación etílica aguda, si es leve, no precisan de pruebas diagnósticas ni medidas terapéuticas específicas excepto una vigilancia del nivel de consciencia hasta que disminuyan los niveles de alcohol y se metabolice, la mayor parte de las veces en su propio domicilio si el soporte familiar es el adecuado.
Cuando es más grave se protegerá al paciente de traumatismos secundarios, se le colocará el posición lateral de seguridad para evitar aspiración de los vómitos que puedan producir una obstrucción de la vía aérea y un ahogamiento secundario y no se deberá alterarlo ni agitarlo, sino infundirle tranquilidad. Se llamará al teléfono de emergencias 061 donde el médico dará las recomendaciones más adecuadas, así como el envío de ayuda si se ve necesario, que muchas veces no se precisará, ya que muchos pacientes se van recuperando poco a poco.
Nunca se deberán realizar maniobras, consideradas por los profanos en materia sanitaria con medidas útiles, pero que pueden perjudicar más al paciente, como son:
- Administración de café, sobre todo con sal, u otros remedios caseros.
- Inducción del vómito, por el riesgo de broncoaspiración.
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