En este sentido, Mejías ha indicado que, según lo que dicen los propios jóvenes españoles, los medios de comunicación no despiertan confianza en ellos, no sólo por el lenguaje que utilizan o el formato en que se dirigen a ellos sino porque "dicen cosas que no reconocen como suyas".
Los jóvenes, según ha precisado, consideran que "se generaliza, se toma la parte por el todo, se hace un tratamiento superficial, se construye una imagen falsa" de cómo son y se hace "una comunicación de acuerdo con esa imagen falsa".
En este sentido, Mejías ha advertido de que aunque los medios no construyen la realidad, sí que influyen en ella al satanizar, generalizar o minimizar los problemas sociales. "Si bien la comunicación no necesariamente tiene que coincidir con la estrategia preventiva, no es neutra de cara a la corrección, la solución, el agravamiento o mejora de los problemas sociales", ha matizado.
Así, ha puesto el ejemplo del alcohol que, según ha dicho, a pesar de haber sido la sustancia que más problemas ha causado desde la Guerra Civil en España, nunca ha suscitado una política frente al alcohol porque nunca ha habido una conciencia social del problema y, por tanto, tampoco ha habido una demanda o presión para que hubiera una política de respuesta.
Mejías ha precisado que la sociedad española atraviesa un momento en que la juventud necesita a los medios de comunicación, instrumentos de reflexión, altavoces y ha apuntado que es "una tragedia" que justo cuando les necesitan tanto, haya una "dificultad de relación" entre medios y jóvenes.
En el límite entre la confianza y la desconfianza
La causa de este "distanciamiento", según ha puntualizado es, por un lado, que la comunicación de los medios tradicionales "no les llega". De hecho, según datos adelantados del último estudio de valores del Centro, en el ranking de jerarquías de confianza institucional los medios se sitúan en el límite entre la confianza y la desconfianza.
La culpa, según ha precisado, es tanto de unos jóvenes que "no han manifestado especial interés por lo colectivo, que tienen falta de hábito de reflexión crítica y tendencia a la facilidad" como de unos medios que "no acaban de encontrar fórmulas para acercarse a los jóvenes" porque, aunque se dirijan de forma distinta ellos, estos van a seguir desconfiando de ellos.
Por ello, Mejías ha invitado a iniciar un cambio que siempre será un proceso y que supondrá distorsionar algunos objetivos inmediatos de audiencia, atractivo, impacto o comerciales y a entender que el acceso a la complejidad, a la no generalización, a la no superficialidad es "un acceso complejo", que precisa de una "reflexión conjunta".
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