viernes, 12 de junio de 2009

¿Por qué nos emborrachamos?


La prevención en el consumo de alcohol requiere especial atención porque se trata de un problema con distintos niveles de riesgos: su consumo excesivo puede llevar a un coma alcohólico, pero aún un consumo menor puede traer problemas laborales, de salud y sociales.
Fuente: diariopanorama.com


Como primera medida, es importante conocer el funcionamiento del cuerpo frente a esta sustancia y descubrir cuáles son los propios límites. Cuando una persona toma alcohol, percibe los efectos que le genera por la acción del alcohol sobre el sistema nervioso central (SNC), es decir el cerebro, lo que afecta su normal funcionamiento.
Como concepto clave debemos saber que el alcohol es en sí mismo es una droga depresora del funcionamiento del sistema nervioso central. Es decir, no es un estimulante. Y eso tenemos que remarcarlo: la razón por la cual, inicialmente, al tomar un poco de alcohol podemos sentir que estamos “alegres” y desinhibidos es simplemente porque bloquea el funcionamiento de nuestras propias barreras, lo que impulsa a que nos animemos, por ejemplo, a realizar acciones que, sin tomar, jamás haríamos. A eso llamamos pérdida del juicio.
Los efectos del alcohol van a variar según la dosis consumida. A medida que la concentración de alcohol en sangre aumenta, se bloquea más el SNC y los efectos pueden ser varios: desde experimentar alegría y estar desinhibido, perder los reflejos o el equilibrio, hasta caer en un coma alcohólico, en los casos más extremos. Lo que hay que tener presente es que la dosis de alcohol necesaria para generar un coma alcohólico, no es tan elevada como la mayoría de las personas suponen.
¿Cómo actúa el alcohol en el cuerpo?
La razón por la cual una persona entra en estado de “borrachera” es simplemente porque consume más alcohol del que el hígado puede procesar o metabolizar. El 80% del alcohol que tomamos se absorbe e ingresa al cuerpo por el intestino delgado, sólo el 20% se absorbe en el estómago. El 90% se metaboliza por el hígado y el 10% restante se elimina del cuerpo principalmente por el aire espirado, y muy poco por orina o transpiración. Los controles de alcoholemia, por ejemplo, miden el alcohol en el aire espirado, lo que determina una equivalencia con la cantidad de alcohol que hay en la sangre.
El punto limitante de nuestro “aguante” con el alcohol lo determina nuestro hígado. Este órgano metaboliza el alcohol y lo transforma en acetaldehído y agua. Ese proceso tiene una velocidad determinada por la genética, pero que no es muy diferente entre las personas y ronda los 10 gramos de alcohol puro por hora. Es decir, que si consumimos más de 10 gramos de alcohol en una hora va a “sobrar” alcohol que circulará en la sangre, llegará al cerebro y seguirá en el cuerpo hasta que el hígado pueda metabolizarlo a su velocidad.
La pregunta clave es ¿cuánto es 10 gr de alcohol puro? Es la cantidad de alcohol puro que hay en una lata de cerveza (5% de alcohol puro), una copa de vino (15% de alcohol puro) o un shot de cualquier bebida destilada (45% d alcohol puro). A eso lo llamamos una “unidad de bebida”. Por ejemplo, si consumimos cinco latas de cerveza en una hora, el alcohol tardará cinco horas en desaparecer del organismo.
Cinco latas de cerveza de 354 ml equivalen a 1770 ml de esta bebida, que en alcohol puro equivalen a cinco shots de vodka, es decir, cinco unidades de bebida. Un trago largo puede tener 3 unidades de bebida destilada (ejemplo: shots de vodka o tequila) Nuestro organismo no discrimina de dónde viene el alcohol. En el control de alcoholemia, dos unidades de bebida, dan como resultado positivo.
Sin embargo, para “emborracharse” se necesitan varios factores: el primero es la cantidad, es decir, tomar más de lo que nuestro hígado puede procesar; el segundo es la velocidad. Podemos discriminar tres velocidades: Una es la frecuencia de llevar el vaso a la boca, otra es la velocidad de absorción del alcohol desde el intestino (cuando el estómago-intestino está vacío el alcohol se absorbe más rápido) y la tercera y menos modificable es la velocidad de metabolizacion del hígado, que ya mencionamos y que puede ser incrementada levemente y con un límite. Es lo que llamamos "cultura alcohólica"; como tercer factor está la graduación alcohólica de las bebidas, las bebidas blancas o destiladas, por ejemplo, hacen más probable la borrachera.
Estas son las tres variables que hay que tener en cuenta para vincularnos con el alcohol. Por que hay que subrayar que siempre que una persona toma alcohol aumenta sus riesgos. En el período inicial, cuando una persona toma “poco” alcohol, esto es entre 2 y 4 unidades de bebida sus riesgos están asociados a sus conductas: accidentes de auto, peleas, sexo sin protección, quemaduras, etc. Luego al ingerir más cantidad de alcohol, el efecto tóxico, genera un riesgo mayor asociado al efecto directo del alcohol sobre el cerebro.
Llega un momento que cuando la cantidad de alcohol en la sangre es muy elevada, los efectos tóxicos sobre el SNC lo llevan primero a perder la conciencia (quedarse dormido y entrar en coma) y luego al paro respiratorio. Esta última situación, se produce cuando las neuronas que generan en forma automática que respiremos también se bloquean y dejan de funcionar, provocando que la persona deje de respirar y por lo tanto la muerte.
La dosis letal de alcohol depende del peso de cada persona. En un niño, es de 3 gramos por cada kilo y en los adultos, entre 5 y 8 gramos. Por ejemplo, un litro de vino que tiene 15 % de graduación alcohólica, tiene 150 gramos de alcohol puro. Entonces, si hacemos la cuenta, una dosis letal para un adolescente que pesa 60 kilos pueden ser dos litros de vino.
Porque si dividimos los 300 gr de alcohol puro de los vinos por su peso, nos da como resultado 5 gramos por kilo, una dosis que puede resultar mortal. Sin embargo esto puede resultar falso, ya que hemos presenciado comas alcoholicos en adolescentes de 60 kg con la mitad de dosis, simplemente por consumirlo rápidamente y sin haber ingerido alimentos previamente.
Por lo tanto una persona que se alcoholiza a punto tal que: pierde la concienecia, debe ser llevado ya que no puede movilizarse por sus propios medios y al día siguiente no recuerda gran parte de lo ocurrido la noche anterior, estuvo cerca de un coma alcohólico fatal.
Por último: el alcoholismo, enfermedad producida por la adiccion psicologica y fundamentalmente biológica al alcohol, suele ser más probable cuando la persona comienza a consumir alcohol a temprana edad . Si bien el porcentaje de alcohólicos dentro de los que consumen alcohol ronda el 10 al 15%, es una enfermedad invalidante y socialmente rechazada. En la actualidad existen tratamientos para poder ayudar a una persona a salir del alcoholismo.
Obviamente que el primer paso es dejar de consumir y pertenecer a un grupo de autoayuda es muy útil. Además existe medicación específicamente usada para prevenir las recaídas y ayudar en el intento. Este punto es clave para aumentar las chances de éxito en el tratamiento y no sólo esperar que la fuerza de voluntad sea la única salida.
Como conclusión, podemos referir que siempre que consumimos alcohol nos estamos exponiendo a riesgos, por eso es de vital importancia aprender a vincularnos correctamente con la bebida y respetar los límites que nos marca el cuerpo.
Por el Dr. Guido Bergman y Patricia Haidbauer, Directores de Programar Proyectos Educativos para minutouno.com

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