jueves, 7 de marzo de 2013

¿Se puede conducir bajo los efectos de la marihuana?

La CNN realizó un curioso estudio en el que daba cannabis a tres voluntarios para después subirlos a un vehículo y analizar sus efectos en la conducción | Este estudio se realiza tras la aprobación de una iniciativa que permite hasta 5 nanogramos por mililitro en sangre de THC.
Fuente original: lavanguardia.com

La cadena estadounidense CNN realizó una más que curiosa prueba para estudiar los efectos del consumo de marihuana en la conducción, después de que el estado de Washington aprobara el pasado mes de noviembre la iniciativa 502, que estableció el límite de THC (tetrahidrocannabinol, principio activo del cannabis) en cinco nanogramos por mililitro de sangre. La iniciativa también legalizaba la posesión de 28 gramos de marihuana, pese a que no se permite ni su cultivo ni su venta.

El test constaba de un circuito cerrado que tres voluntarios debían completar hasta tres veces con un instructor de copiloto y bajo la atenta mirada de dos policías. En los intervalos entre una vuelta y la siguiente, los organizadores ofrecían marihuana de forma controlada a los conductores y, tras consumir una cantidad determinada, éstos volvían a enfrentarse a los conos.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=dw1HavgoK9E#!


La primera voluntaria, Addy, de 27 años y consumidora de marihuana bajo prescripción médica, llegó a la prueba con un nivel de THC de 15,9 nanogramos por mililitro de sangre, más del triple de lo permitido por ley. Pese a que Addy rozó una señal de STOP con una de las cámaras colocadas a propósito en un lateral del vehículo en la primera vuelta, el instructor que la acompañaba destacó que su conducción era “realmente buena”. Los otros dos voluntarios fueron Dylan, de 34 años y consumidor de cannabis en fin de semana, y Jeff, de 56 años y consumidor ocasional.

Tras consumir 0,3 gramos de marihuana, Dylan, que quintuplicaba los límites permitidos, y Jeff, que los cuadruplicaba, condujeron más lentos y con una actitud algo más distendida y alegre de lo habitual en ellos. La conducción de Addy, pese a septuplicar los límites y a conducir con una velocidad algo menor, no se vio muy afectada, según el instructor.

Tras dos nuevos descansos en los que los voluntarios consumieron 0,9 gramos cada uno, los efectos pasaron a ser más evidentes e incluso peligrosos. Dylan empezó a estresarse en exceso, mostrandose confuso ante la situación de los conos, saliendo del circuito antes de hora y sobrepasando los límites de velocidad. El instructor, en un momento de la prueba, tuvo que cogerle el volante para evitar el choque con uno de los fotógrafos. Los policías que observaban consideraron que no debería estar en la carretera.

Jeff, tras fumarse los 0,9 gramos, redujo sustancialmente la velocidad y llegó a chocar con un cono cuando realizaba un tramo marcha atrás. Él mismo consideró que no debería estar conduciendo en ese estado y el instructor y los policías estuvieron de acuerdo.

Addy, sin embargo, se convirtió en una conductora más atrevida y su actitud era muy distendida. Los policías que observaban el recorrido se mostraron dubitativos ante la posibilidad de parar el vehículo si lo encontraran en circunstancias normales. Para explorar todos los límites, la organización decidió darle 0,14 gramos más. Al volver a subir al vehículo, solo 30 segundos le hicieron falta a la conductora para darse cuenta que ya iba demasiado colocada para sentarse ante el volante.

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