jueves, 18 de diciembre de 2008

El Ministerio de Sanidad y Consumo alerta sobre el aumento de los atracones de alcohol entre los adolescentes


La familia y su estilo educativo son determinantes en la actitud de los jovenes frente al alcohol.
Fuente: azprensa.com


Cinco de cada diez estudiantes que ha bebido alcohol en el último mes, se ha dado un atracón. Así lo ha asegurado la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, durante la inauguración de la Conferencia Internacional Alcohol, familia y jóvenes. Prevención y Tratamiento, que se ha inaugurado en el Ministerio de Sanidad y Consumo.
Este encuentro está organizado por la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España (FARE) y la European Mutual- Help Network for Alcohol Related Problems (EMNA), con financiación de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Su objetivo es prevenir el consumo de alcohol entre los adolescentes y sensibilizar a los ciudadanos sobre el papel clave que tienen las familias y sus estilos educativos a la hora de inculcar hábitos de vida saludable entre los más jóvenes.
Moya, que ha citado datos de la Encuesta Escolar sobre Drogas 2006-2007, ha alertado sobre los riesgos del consumo de alcohol entre los adolescentes.
Estos riesgos se incrementan cuando este consumo se efectúa de forma intensiva, bebiendo en forma de atracón (cinco o más bebidas alcohólicas en una sola ocasión): “Son cada vez menos los menores que beben alcohol, pero quienes lo hacen, consumen de forma más intensa”, ha advertido la delegada, quién ha insistido: “En la adolescencia, no existe el consumo responsable de alcohol. En estas etapas, el único consumo responsable es el consumo 0”.
Según los datos de la Encuesta Escolar 2006-2007, casi dos de cada diez escolares de entre 14 y 18 años que consumieron alcohol en el último mes, aseguran haberse dado más de 5 atracones de bebidas alcohólicas en este mismo periodo de tiempo.
Como ha señalado Moya durante su intervención, somos una sociedad productora y consumidora de alcohol. España se encuentra entre los diez primeros países productores de cerveza y de vino. Las estimaciones más actuales de la Oficina Regional de la OMS para Europa señalan que España es el octavo país con mayor consumo de alcohol de toda la región europea. El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino cifraba el consumo de vino, para el año 2007, en 10,37 litros por persona y año y en 56 litros el consumo per cápita de cerveza.
Los datos de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas corroboran estas estimaciones. La experiencia con alcohol es casi universal entre los españoles de 15 a 64 años. Según la Encuesta Domiciliaria, el 60 por ciento de la población de entre 15 a 64 años ha consumido alcohol alguna vez en el último mes y el 10 por ciento lo hace a diario.
El consumo de bebidas alcohólicas es quizá el problema más importante entre todos los de salud pública que enfrenta la sociedad europea del siglo XXI. Este hábito constituye uno de los principales determinantes de la salud y a mayores niveles de consumo corresponden tasas de mortalidad y morbilidad más elevadas de cirrosis hepática, determinados cánceres, accidentes, síndrome alcohólico fetal y otras enfermedades.
Moya también ha destacado la dimensión social del problema. Gran parte de los daños que produce el alcohol son sufridos por personas ajenas al propio bebedor. “El alcohol es uno de los principales factores de riesgo de maltrato y descuido de los menores por los padres, de los casos de violencia doméstica, de violencia juvenil, de violencia a personas mayores, de los accidentes de tráfico”, ha asegurado.
En este sentido, también ha alertado sobre la gran tolerancia social que existe en torno al consumo de alcohol y la forma en que se ha “normalizado” este consumo en nuestra sociedad, “hasta el punto de que beber se considera normal a todas las edades, incluso entre los más jóvenes”.
Los datos de la Encuesta Escolar sobre Drogas 2006-2007 revelan que el consumo de alcohol en los últimos 30 días entre los jóvenes estudiantes de secundaría ha disminuido 7,6 puntos respecto al año 2004. Sin embargo, este descenso no se advierte en el numero de borracheras, que o bien han permanecido estables (25,6 por ciento en el último mes, entre toda la muestra) o han presentado un ligero ascenso, si consideramos sólo el grupo de aquellos que han bebido en los últimos 30 días (44,1 en 2006-2007 frente 41,9 de 2004).
Este fenómeno se completa con el aumento de la percepción del riesgo, entre el año 2004 y el 2006, en más de diez puntos para el consumo habitual de alcohol. “Son cifras positivas, pero ni pueden ni deben ocultar la frecuencia de episodios de consumo intensivo o problemático entre los jóvenes que beben”, ha indicado Moya.
La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas se ha referido también a la influencia del estilo educativo que mantienen los padres y las madres en los comportamientos de sus hijos con el alcohol.
Las encuestas demuestran que la mayor frecuencia de salidas nocturnas y horas avanzadas de regreso a casa se asocian hasta 6 veces más con el uso frecuente de alcohol y hasta 3 veces más con la práctica de binge drinking (consumo en atracón). Asimismo, a mayor disponibilidad de dinero semanal para gastos personales y a mayor número de ausencias injustificadas a clase, el riesgo de abuso de alcohol aumenta.
La adolescencia es una etapa de máxima vulnerabilidad. El consumo de drogas en su más amplio sentido y el de alcohol en particular son especialmente nocivos en esta fase del desarrollo biológico.
Los últimos estudios científicos han demostrado los efectos nocivos del alcohol en el cerebro de los adolescentes, aún en fase de desarrollo. Esta toxicidad provoca una inhibición de la plasticidad neuronal , alteraciones de la conducta y de la actividad neuronal.
Por último, Moya se ha referido a la nueva Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016, elaborada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, y que ha sido consensuada con las comunidades autónomas, entidades sociales, expertos y sociedades científicas. En este sentido, la delegada ha subrayado el protagonismo de la sociedad civil en la nueva estrategia a la hora de luchar contra las drogas. “ Si queremos ganar la batalla contra el alcohol en el siglo XXI, debemos implicar a la sociedad civil”.

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