jueves, 19 de septiembre de 2013

Vuelve la heroína: su consumo ha crecido un 74% en los últimos 20 años

The Lancet ha publicado el primer estudio global y sistemático sobre la prevalencia global de la dependencia al cannabis, las anfetaminas, la cocaína y los opiáceos (el MDMA y el LSD se han quedado fuera por falta de datos). Y sus resultados no son alentadores.

Fuente original: elconfidencial.com

Aunque la lucha contra las drogas es una prioridad política de muchos gobiernos desde hace décadas, sorprende la relativa falta de estudios sobre el impacto que, a nivel global, tienen estas en la salud de la población. The Lancet ha publicado el primer estudio global y sistemático  sobre la prevalencia global de la dependencia al cannabis, las anfetaminas, la cocaína y los opiáceos (el MDMA y el LSD se han quedado fuera por falta de datos). Y sus resultados no son alentadores.

Entre 1990 y 2010 se han duplicado las enfermedades y discapacidades causadas por el consumo de drogas en todo el mundo, siendo el consumo de opiáceos (principalmente, la heroína) el que ha causado un mayor impacto sobre la salud y, además, el que más ha crecido: un 74%. Los autores del estudio, liderados por la profesora Louisa Degenhardt, han revisado cientos de investigaciones epidemiológicas sobre la dependencia a las drogas y han analizado los resultados al respecto del Global Burden of Diseases 2010 , el mayor estudio realizado nunca sobre enfermedades, accidentes y esperanza de vida.

El estudio resulta ser un completo atlas de la dependencia a las drogas, con información por regiones, sexos y edades. La variabilidad entre países es gigantesca. Los resultados muestran cómo el impacto de las drogas en los países más afectados, en concreto EEUU, Reino Unido y Australia, es veinte veces mayor que en las zonas menos afectadas. Las sustancias consumidas, no obstante, difieren enormemente por territorios. La dependencia a la cocaína es especialmente prevalente en todos los sectores sociales con rentas altas de América, sin embargo, los opiáceos, se consume mucho más en Australia, Asia y Europa del Oeste, y más de la mitad de los dependientes de anfetaminas (un 57,8%) son asiáticos. En África la prevalencia del consumo de drogas es mucho menor para todas las sustancias. España es el cuarto país de Europa donde la dependencia a las drogas causa un mayor impacto a la salud, sólo superado por Reino Unido, Suecia y Estonia, y con niveles similares a los de Austria.

Para todas las drogas estudiadas, y en todos los lugares, el consumo es mayor en la franja de edad comprendida entre los 20 y los 29 años, y dos tercios de los dependientes son hombres.

Los opiáceos causan la mitad de las muertes por droga en el mundo


Este nuevo estudio pone de manifiesto la enorme diferencia que existe entre consumir una u otra droga. Si bien el cannabis y la cocaína son, de largo, las drogas ilegales más usadas en todo el mundo, las personas consideradas dependientes de éstas –según la definición de la décima versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10)– son menos numerosas que los adictos al resto de drogas que se contemplan en el estudio. En 2010, 7 millones de personas eran dependientes de la cocaína, 13 millones del cannabis, 17,2 estaban enganchados a las anfetaminas, y 15,5 a los opiáceos.

Uno de las principales utilidades del nuevo estudio es que calcula el impacto real que cada droga tiene sobre nuestra salud, medido en DALYs (disability-adjusted life year), el equivalente a un año perdido de vida saludable. La dependencia a las cuatro drogas que registra el estudio causó en 2010 la pérdida de 20 milllones de DALY, y fue responsable del 0,8% del total. No obstante, gran parte de este impacto (un 45,9%) puede atribuirse en exclusiva al consumo de opíaceos, pues es, con mucho, la droga más peligrosa. Todo esto sin incluir en la ecuación el resto de enfermedades asociadas a su consumo, como la hepatitis y el VIH.

Al comparar los resultados del Global Burden of Diseases de 2010 con el de 1990 los investigadores han podido estimar en qué medida está aumentando el impacto del consumo de estupefacientes. Las enfermedades y discapacidades ocasionadas por el consumo de las cuatro drogas estudiadas se han duplicado en estos 20 años. Aunque gran parte de este aumento puede ser atribuido al aumento de la población, en torno a una quinta parte (un 22%) se debe al aumento de la prevalencia de estos desórdenes, en particular a la dependencia a los opiáceos, que es responsable de un 42% del incremento. En términos absolutos, su dependencia ha crecido en un 74% en este periodo.

En el país norteamiericano el uso de la heroína está creciendo de forma preocupante, sobre todo en las zonas rurales. Según explicaba el Wall Street Journalel número de personas que han consumido heroína al menos una vez en el último año se ha duplicado entre 2002 y 2011, así como las muertes por sobredosis. En 2010, 3.084 estadounidenses murieron tras inyectarse una dosis letal de heroína. La droga es, además, cada vez más fácil de encontrar. Entre 2008 y 2012 se ha multiplicado por cuatro la cantidad de heroína confiscada por la policía en la frontera con México –de dónde viene casi toda la droga–.

Según aseguraron fuentes de la Drug Enforcement Administration al WSJ, los camellos están ofreciendo cada vez más heroína, y más barata, dado que tienen más dificultades para conseguir prescripciones ilegales de analgésicos como la oxicodona –también de origen opioide, pero menos fuerte–. Según los expertos, los problemas con la heroína podrían ser mayores que en los años 80, ya que la variedad que está llegando a EEUU es más pura que la de pasadas décadas y, por tanto, el riesgo de sobredosis es mayor. La buena noticia es que hoy en día sabemos cómo combatir su consumo.

“Nuestros resultados muestran con claridad que las drogas ilegales tienen un papel importante en el impacto de las enfermedades en todo el mundo, y ahora tenemos la primera imagen global de esta causa de pérdida de salud”, explica la doctora Degenhardt en la presentación del estudio. “Podemos hacer mucho para reducir este impacto. Aunque tenemos menos herramientas para mitigar parte del problema, sobre todo en lo que respecta a la dependencia de cocaína y anfetamina, sabemos cómo intervenir de forma efectiva para reducir substancialmente dos de los mayores desafíos, la dependencia a la heroína y el uso de jeringuillas. El reto reside en implementar estas medidas de forma eficiente y en la escala necesaria para que tengan un efecto a nivel mundial”

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