martes, 1 de julio de 2008

Los nuevos yonquis


El perfil del consumidor reciente de heroína está alejado de la marginalidad: travellers, emigrantes, malditos y farloperos de subidón son los heroinómanos de última hornada.


Travellers, emigrantes, malditos y farloperos de subidón son los heroinómanos de última hornada. Alejados del estereotipo de los históricos consumidores, presentan rasgos que en ocasiones nada tienen que ver con los de los yonquis de los ochenta: se inician más tarde en el vicio, su formación es mayor, rehúyen el pico y optan por el chino como pasaporte hacia el malditismo.


"Se trata de jóvenes con un nivel de instrucción alto que no tienen relación con el prototipo del heroinómano clásico. Se autodenominan travellers [transeúntes] y tienen una apariencia punk y okupa. Los puedes ver haciendo malabares en Granada y después en Las Ramblas", explica la especialista en drogodependencias María Teresa Brugal.

"El consumo de drogas es una parte más de su estilo de vida y lo prueban todo, aunque suponen un tanto por ciento muy pequeño sobre el total de heroinómanos", añade esta experta de la Agència de Salut Pública de Barcelona, quien señala otro nuevo grupo de adictos.
"Inmigrantes del Este que no se drogaban en su país y se han iniciado en el consumo, a una edad más tardía que los heroinómanos autóctonos, durante el proceso migratorio". Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), prefiere hablar en cambio de personas con variables de riesgo y no de colectivos concretos.
"Es gente con dificultades graves de integración, que viene de contextos donde no se ha vivido la crisis de la heroína, por lo que tienen una mirada más ingenua hacia el caballo. Pero no es una tendencia que se haya manifestado de forma clara en análisis estadísticos", advierte Mejías.
El camino hacia la heroína ha sido sembrado, en este caso, de marginalidad social, circunstancias personales deficitarias, desarraigo y aislamiento ante una cultura diferente.
"Y con una ausencia de esa imagen tópica y ese impacto tan dramático que dejó la heroína en nuestro país", concluye el director técnico de la FAD.


Más que yonquis, politoxicómanos
La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, también es prudente a la hora de vincular a inmigrantes y nómadas con el consumo de heroína: "Puede ser la experiencia de algún centro de acogida o ciudad concreta, pero no lo generalizaría. Hay que tener en cuenta que es la sustancia más cara y, si alguien se inicia en un consumo por problemas laborales o de desarraigo, lo más lógico es que vaya a las drogas más asequibles".
Los expertos coinciden en señalar que el yonqui, hoy en día, es politoxicómano. "El problema del nuevo consumidor es que tiende al policonsumo. Como un adicto no mide los riesgos, se dan casos de personas que abusan de la cocaína y recurren a la heroína para bajar el subidón", reconoce Lino F. Salas, responsable de comunicación de Proyecto Hombre.
Aunque en sus programas hay entre un 5 y un 8% de inmigrantes, Salas asegura que los consumidores de su centro no proceden sólo de un entorno marginal, sino que hay personas de todas las edades, orígenes y condiciones económicas. "Esto refleja que la drogadicción puede afectar a cualquiera".


Jugar a ser un maldito
Eusebio Megías habla de un cuarto perfil de heroinómano. "Al igual que la imagen degradada y estigmatizada del yonqui puede echar atrás a muchos consumidores, algunos se sienten atraídos por el lado oscuro. Cualquier actividad marginal siempre atrae a un grupo pequeño de gente que quiere jugar al malditismo", señala.
"Son personas de un nivel sociocultural más alto que quiere jugar un poco al canalla y experimentar con los extremos y los límites. Pero es anecdótico y no tiene importancia desde el punto de vista epidemiológico, porque la gran población es la residual", deja claro el director técnico de la FAD, quien aclara que los consumidores ahora prefieren inhalar o fumar la heroína que inyectársela.
Un hábito propio del viejo heroinómano, bocetado por Brugal: "El autóctono es una persona mayor, de 40 años para arriba, que vive con su familia y que se inició alrededor de los 20 años debido a su entorno. Personas con estudios primarios y un gran fracaso escolar, en paro, politoxicómanos y muy depauperados tras muchos años de consumo. Así, la prevalencia de hepatitis C es del 80%, la de hepatitis B, del 15-18% y la del VIH, del 20%".

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